Empujadas por la pobreza y los conflictos en sus países de origen, alrededor de 250.000 personas han emigrado al Líbano desde las Filipinas, Etiopía, Ghana, Nigeria y Sudán. Casi el 95% de ellas son mujeres, la mayoría de las cuales llega tras haber ser reclutadas por agencias libanesas que contratan trabajadoras domésticas en países africanos y asiáticos.

En el Líbano, a los trabajadores migrantes se les contrata en el marco del sistema kafala (patronazgo), que vincula el estatus legal de un trabajador o trabajadora a su empleador. Puesto que no son ciudadanos libaneses, no están protegidos por las leyes laborales del país.

Centro de Inmigrantes Afro-asiáticos

Los domingos, muchas de estas personas se reúnen en la iglesia de San José, atendida por jesuitas, y después suben al Centro de Inmigrantes Afro-asiáticos para encontrarse con sus amigos. Aquí pasan juntos el día, se divierten, comen en común y se alimentan espiritualmente en la fe católica compartida.

El Centro fue creado en la parroquia de San José en 2000 por un jesuita estadounidense, el Rev. Martin McDermott, que ahora tiene 86 años. El P. McDermott lleva trabajando con migrantes desde comienzos de los años ochenta, junto con un jesuita holandés, el Rev. Theo Vlught, quien recientemente regresó a su país natal con 90 años y falleció el pasado 3 de enero.

Pero el P. McDermott no está solo a la hora de atender pastoralmente a los migrantes. El centro jesuita por él fundado forma parte de una comisión de atención pastoral a migrantes en todo el país, creada por la Asamblea de Patriarcas y Obispos Católicos del Líbano. La organización benéfica de las Iglesias católicas del Líbano, Cáritas del Líbano, gestiona hogares seguros y albergues para migrantes en dificultades. Y desde septiembre de 2017, al jesuita estadounidense se le ha unido en su misión en San José el Rev. Henry Ponce, S.J., el primer sacerdote enviado por la provincia jesuita de las Filipinas a Oriente Medio. Sigue leyendo…