Principios Fundamentales
El proyecto Promoción de una Cultura Consistente de Protección está fundado en los siguientes principios:
1) Toda persona tiene derecho a vivir en paz.
Tal como se enuncia en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en la Declaración sobre los Derechos del Niño y en el Evangelio, todos los niños, todas las niñas, adolescentes y personas adultas tienen derecho a una vida en paz y libre de violencia. Esto implica tolerancia cero a los abusos.
2) El abuso sexual a la infancia y el acoso sexual a personas adultas son problemas sociales.
De acuerdo con los datos existentes, el abuso sexual a la infancia y el acoso sexual a personas adultas son problemas sociales que afectan a todas las instituciones, incluyendo la Iglesia y la Compañía de Jesús. La Compañía de Jesús ha pedido perdón por los delitos de abuso sexual perpetrados por jesuitas, tanto en el pasado como en el presente, en obras jesuitas. Adicionalmente, la Compañía de Jesús trabaja para asegurar que todas las Provincias, Regiones y Redes implementen políticas de reparación y compensación para las víctimas y ofrece el apoyo del PCCP para que todas las Provincias, Regiones y Redes pongan en práctica políticas, protocolos, formación y acciones para prevenir que ese tipo de abusos ocurran de nuevo.
3) El abuso sexual de cualquier persona, pero especialmente de la infancia y de personas vulnerables, es abominable. Es un delito y un pecado.
El abuso sexual es siempre un delito.
4) Toda la comunidad es necesaria para eliminar los abusos
Las investigaciones sobre prevención de abusos y reacción frente a ellos muestran que la participación de toda la comunidad es necesaria para la eliminación de todo tipo de abuso.
5) Toda la infancia, adolescencia y personas adultas tienen derecho a conocer y beneficiarse de lo que la ciencia ha demostrado que sirve más y mejor para prevenir y mitigar todo tipo de abuso.
El artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que toda persona tiene derecho a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. Esto significa que toda la infancia, adolescencia y personas adultas tienen derecho a beneficiarse de aquello que la ciencia haya demostrado que mejor sirve para prevenir y mitigar todo tipo de abuso, y a nada menos que ello. El nuevo programa de formación del PCCP está fundado en este derecho y provee formación sobre lo que las diferentes áreas de conocimiento (ciencias sociales, teología, derecho, neurociencia, psicología, ciencia médica, etc.) han reconocido como causas de los abusos y, en especial, lo que han demostrado que efectivamente contribuye a su eliminación. Esta dimensión se integra con nuestra fe y los aspectos espirituales de nuestro trabajo.
6) El proyecto PCCP no está comprometido con la salvaguarda, está comprometido con la salvaguarda de impacto social.
El proyecto PCCP reconoce que existe un “negocio” de la salvaguarda, con “expertos” que ofrecen cursos, diplomados, seminarios, etc. pero sin demostrar impacto social. Por ello, El PCCP no está comprometido con apoyar, formar en y hacer salvaguarda, sino con apoyar, formar en y hacer salvaguarda con impacto social. Es decir, PCCP se compromete a promover y llevar a cabo salvaguarda que consigue y puede demostrar, con datos cualitativos y cuantitativos, que reduce el abuso y contribuye a cultivar una cultura de protección, cuidado, respeto y amistad.
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7) El proyecto PCCP evita mitos y afirmaciones engañosas en materia de abuso.
En línea con el principio 5, el proyecto PCCP evita mitos y afirmaciones en materia de abuso que sean contrarias a la evidencia científica. Entre esos mitos se encuentra, por ejemplo, la idea de que un niño o una niña que haya sido víctima de abuso sexual se convierte en un futuro perpetrador.
8) El proyecto PCCP está fundado en la Espiritualidad Ignaciana
Como proyecto de la Compañía de Jesús, el proyecto PCCP se fundamenta en la Espiritualidad Ignaciana e integra prácticas y conceptos propios de ella, tales como el discernimiento, en la misión, compartida con la familia Ignaciana, de contribuir a la eliminación de los abusos dentro y fuera de la Iglesia.
