Encontrar a Dios en la gente a la que sirvo
Beatus Mauki SJ
Soy el padre Mauki, un jesuita de Tanzania de la Provincia de África Oriental de la Compañía de Jesús. Soy miembro del equipo pastoral del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) de Malta, y nuestro servicio consiste en acompañar a migrantes y refugiados. Llevo trabajando quince meses con el Servicio Jesuita a Refugiados y puedo decir que está siendo para mí una experiencia de fe, un camino de fe. He descubierto que Dios me está haciendo el regalo de ayudar a migrantes que se han visto obligados a dejar su país, y este servicio está siendo para mí una bendición de Dios.
Escucho las historias, llenas de frustraciones, que los migrantes viven y sufren en los centros de detención, y trato de ayudarlos aliviando la carga que llevan en su corazón. La única manera en que el equipo pastoral puede ayudar a los migrantes detenidos es escuchando sus historias, infundiendo esperanza y ofreciendo un enfoque realista a sus problemas.
Muchos migrantes me dicen que la Misa en el centro de detención es lo único que les da esperanza, y vamos a hacer todo lo posible para que sigan teniéndola. Saben que Dios no los abandona, no los olvida. Para muchos, la Iglesia es signo de esperanza en medio de un ambiente hostil y alienante.
Mi fe está siendo fortalecida gracias a esta experiencia entre los migrantes. Me he dado cuenta de que Dios está presente hasta en los episodios más trágicos. Los migrantes, que he encontrado y sigo encontrando en el centro de detención, tienen una fe profunda, una fe capaz de mover montañas. He visto a migrantes que han descubierto a Dios como su única ayuda y consuelo en el exilio. Me sorprende la capacidad misteriosa que tienen de creer en Dios en medio de situaciones aparentemente tan injustas. Muchos migrantes hablan de Jesús como su único refugio y su única esperanza. Cuando voy al centro de detención, trato de entrar en su mundo, de 'estar' con ellos, aunque sea quedándome en silencio. Descubro entre ellos una fuerte esperanza y esto me deja con una pregunta: ¿les doy esperanza? ¿la encuentro allí?
La esperanza que veo entre los migrantes está cimentada en el sufrimiento. Es una gracia que da fuerza. El reto para mí es buscar y encontrar las semillas de esperanza, dejar que la esperanza siga creciendo. Actualmente en los centros de detención la pastoral es un signo de esperanza y de consuelo para la gente. Me he encontrado también con migrantes que han abandonado su fe. No pueden creer que haya un Dios que permita que estén en el centro de detención durante dieciocho meses, y que luego se les niegue el permiso de asilo. Cuanto más tiempo los migrantes pasan en un centro de detención, más difícil les es vivir desde la fe cristiana.
Mi papel es buscar y encontrar las semillas de esperanza y avivar la débil chispa para que se convierta en llama. Los migrantes necesitan ver la luz al final del túnel. Cristo se ofrece como modelo, una historia de sufrimiento, de sacrificio que tiene sentido y esperanza para su vida. Esta es la razón por la cual el JRS de Malta procura acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y de los desplazados que llegan a Malta. Los migrantes forzosos son víctimas de una violación de los derechos humanos fundamentales. El JRS de Malta no puede ignorar las cuestiones de protección y de violación de los derechos humanos en el contexto de la migración forzosa.
Beatus Mauki SJ
Dar Manwel Magri
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Malta
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'Rezando con los Refugiados' es una nueva sección de la página web de JRS
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