Reflection

Madagascar, medio ambiente e igualdad de género

Abstract

Madagascar es conocido por su excepcional biodiversidad, que alberga especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Sin embargo, la isla es muy vulnerable al cambio climático, y la población local sufre fenómenos meteorológicos extremos. Al ser uno de los países más pobres del mundo -con una tasa de pobreza del 77,4% (Banco Mundial, 2020)- Madagascar tiene poca capacidad de adaptación al cambio climático. La economía del país se basa principalmente en la agricultura, la ganadería y la pesca. La mayoría de las niñas y mujeres viven en una sociedad en la que sus condiciones son muy precarias, marcadas por las desigualdades en muchos ámbitos, como la educación, la salud, la violencia, el derecho a la tierra limpia, la vivienda y los derechos políticos y económicos. Al estar en el centro de la gestión de los recursos naturales, las mujeres no sólo son víctimas, sino que pueden actuar para salvaguardar lacasa común, y ser actores indispensables del cambio climático.

Madagascar es conocido por su excepcional biodiversidad, que alberga especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Sin embargo, la isla es muy vulnerable al cambio climático, y la población local sufre fenómenos meteorológicos extremos. El sur de Madagascar sufre una sequía crónica, descrita por el Programa Mundial de Alimentos como la primera crisis de hambruna debida al calentamiento global. El sureste del país está siendo azotado por violentos ciclones tropicales que están devastando vidas humanas y propiedades. Y otras partes del país, sobre todo el centro, están sufriendo inundaciones y corrimientos de tierra.

Al ser uno de los países más pobres del mundo -con una tasa de pobreza del 77,4% (Banco Mundial, 2020)- Madagascar tiene poca capacidad de adaptación al cambio climático. La economía del país se basa principalmente en la agricultura, la ganadería y la pesca. La supervivencia diaria de los habitantes del país depende del uso de los recursos naturales, practicando actividades que se ven perturbadas por el cambio climático con la alteración de las temporadas de cultivo, la erosión costera y la subida del nivel del mar. También se han intensificado las repercusiones en la salud,como la aparición de ciertas enfermedades, la mala gestión de la migración y la inseguridad general.

Ser mujer ante el cambio climático

El 50,7% de la población de Madagascar es femenina, con una edad media de 22,5 años. Además, el 80,28% de estas mujeres viven en zonas rurales[1].

La mayoría de las niñas y mujeres viven en una sociedad en la que sus condiciones son muy precarias, marcadas por las desigualdades en muchos ámbitos, como la educación, la salud, la violencia, el derecho a la tierra limpia, la vivienda y los derechos políticos y económicos. Las mujeres tienen más probabilidades de vivir en la pobreza, con derechos menos protegidos, y se ven afectadas de forma desproporcionada por los fenómenos meteorológicos extremos (sequías, inundaciones, ciclones, etc.).

Según las Naciones Unidas, las mujeres tienen catorce veces más probabilidades de morir en catástrofes naturales que los hombres.

Viviendo en un hogar o abandonadas, las mujeres son las responsables de ir a buscar agua, recoger y partir leña, producir alimentos, ocuparse de la agricultura y el ganado menor, y realizar tareas manuales que requieren tiempo y fuerza.

Con el deterioro de los recursos naturales y la pérdida de biodiversidad debido al cambio climático, son los primeros en sentir la presión. Dedican mucho más tiempo a sus actividades cotidianas, como caminar mayores distancias para ir a buscar agua, pero también tienen menos acceso a servicios básicos como los sanitarios, incluida la atención durante el embarazo y el parto.Esta situación es una carga que no les permite desarrollarse intelectualmente ni emprender actividades generadoras de ingresos.

Viviendo en un hogar o abandonadas, las mujeres son las responsables de ir a buscar agua, recoger y partir leña, producir alimentos, ocuparse de la agricultura y el ganado menor, y realizar tareas manuales que requieren tiempo y fuerza.

Además, aunque se encargan del suministro de los recursos naturales, las mujeres tienen un poder muy limitado para disponer de los bienes, para tomar decisiones sobre la gestión de los mismos, para movilizarse más libremente dado que están a cargo de varios hijos, o para acceder a préstamos bancarios. Esto reduce su capacidad para hacer frente al cambio climático. Estas condiciones deplorables fomentan además diversos tipos de violencia, tanto moral como física, como las violaciones, los matrimonios forzados y la intimidación sexual.

Promover la igualdad de género para un entorno más habitable

Al estar en el centro de la gestión de los recursos naturales, las mujeres no sólo son víctimas, sino que pueden actuar para salvaguardar lacasa común, y ser actores indispensables del cambio climático. Es inconcebible hablar de desarrollo sostenible en Madagascar sin incluir a la mitad de la población malgache.

Las mujeres deben estar al frente de las soluciones a los problemas climáticos, ya sea a nivel internacional, nacional o local. Los proyectos sobre el cambio climático deben tener en cuenta la dimensión de género e integrar a las mujeres en el proceso de toma de decisiones sobre la búsqueda de soluciones.

El estudio realizado por investigadores de la Universidad de Colorado, Boulder (2019), concluyó que una mejor integración de las mujeres en los órganos de toma de decisiones ambientales conduce a una mejor decisión y protección del medio ambiente.

Para lograrlo, debemos centrarnos en primer lugar en una mayor igualdad de género. Reconocer los derechos de las mujeres y darles igualdad de oportunidades conduce a un mundo más equitativo. Esto significa dar a las mujeres el espacio para asumir la responsabilidad de proteger el medio ambiente y adaptarse al cambio climático

Dadas sus funciones cotidianas en la sociedad, las mujeres tienen habilidades y conocimientos tradicionales en materia de alimentación, energía y gestión de residuos que podrían utilizarse para la acción climática. Tienen que buscar soluciones rápidas y prácticas para sobrevivir y mantener a la familia en caso de catástrofe natural.

Al estar en el centro de la gestión de los recursos naturales, las mujeres no sólo son víctimas, sino que pueden actuar para salvaguardar lacasa común, y ser actores indispensables del cambio climático.

Aumentar la resiliencia al cambio climático, proyectoCentro Arrupe Madagascar

El Centro Arrupe Madagascar (CA MDG), un centro jesuita de formación e investigación y coordinador del Apostolado Social y Ecológico, está comprometido en actividades de protección del medio ambiente a través de su proyecto LIFEE (Vida y Educación Ambiental) en asociación con la Misión Jesuita del Reino Unido, y su proyecto de resiliencia al cambio climático en el sur de Madagascar con Missio Austria.

Con los objetivos de mejorar el medio ambiente y aumentar la resiliencia al cambio climático mediante prácticas de sostenibilidad y actividades empresariales verdes, las actividades de CA MDG están igualmente comprometidas con la igualdad de género. El Centro reconoce las habilidades de las mujeres jóvenes en la conservación del medio ambiente y asegura su participación efectiva en este campo.

Para ello, el Centro trabaja con asociaciones y organizaciones que ya participan o quieren participar en actividades medioambientales, fomentando sus conocimientos y habilidades, pero también proporcionando orientación práctica para estas actividades basada en la investigación de expertos y la defensa del medio ambiente. Un ejemplo es la asociación católica de niñas exploradoras, Fanilon'i Madagasikara, que participa en la educación medioambiental de las niñas y en actividades de sensibilización y comunitarias destinadas a proteger el medio ambiente. La asociación crea programas que cambian la vida y que abordan las prioridades de las niñas y las jóvenes, como la comprensión de cómo pueden actuar en favor del medio ambiente. Su programa de educación sin plástico es una de las acciones que anima a las niñas y mujeres a cambiar las bolsas de plástico por las de lona, por ejemplo, y a educar a toda la comunidad para reducir el uso del plástico.

Aunque cada vez se habla más de la igualdad de género, los avances en el cambio positivo se están ralentizando. Cada momento debe aprovecharse como una oportunidad para avanzar en la efectividad de la igualdad de género, ya sea el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo o un mes o tres meses después.

La lucha contra el cambio climático, que requiere la participación de las mujeres para lograr un desarrollo sostenible, es también una oportunidad para promover la igualdad de género.


[1]Résultats Globaux du Recensement Général de la Population et de l’Habitation de 2018 de Madagascar

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Publicado por SJES ROME - Coordinador de Comunicaciones in SJES-ROME
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